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Bullying (acoso escolar) en enseñanza secundaria

Muchos alumnos de ESO sufren y ejercen conductas de acoso escolar. Sobre los 13 y 14 años, se desarrolla entre los chicos la violencia física con sus compañeros, mientras que, entre las chicas, se lleva a cabo una violencia de tipo más verbal o de exclusión social.

A estas edades, la violencia puede desarrollarse en cualquier ámbito del recinto escolar (patios, pasillos, vestuarios…) aunque suele ser en las clases en las que surge el detonante del problema.

Según el Informe Cisneros X sobre “Acoso y Violencia Escolar en España”, las conductas de acoso escolar más frecuentes a estas edades son las siguientes (de mayor a menor frecuencia):

  • Me llaman por motes
  • Se ríen de mí cuando me equivoco
  • Se meten conmigo por mi forma de ser
  • No me hablan
  • Me critican por todo lo que hago
  • Me esconden las cosas
  • Me ponen en ridículo ante los demás
  • Se meten conmigo por ser diferente
  • Se meten conmigo por mi forma de hablar
  • Me insultan
  • Se burlan de mi apariencia física
  • No me dejan hablar
  • Me tienen manía
  • Me chillan o gritan

A pesar de que el porcentaje de víctimas de acoso escolar en esta edad es muy elevado, podemos decir que el 60% de los casos pueden calificarse de leves o moderados. Como dato negativo podemos resaltar que, a medida que los niños crecen, el tipo de acoso que va cobrando fuerza es el acoso habitual. A partir de 1º de la ESO el número de niños que pasan a ser acosadores frecuentes va ganando peso sobre los acosadores ocasionales. Con esto comprobamos que, para los niños acosadores, este tipo de conducta va reforzándose, ya que le proporciona ventajas, como el éxito social o la sensación de poder sobre los otros, por lo que continuará repitiendo estas conductas cada vez con mayor frecuencia. Otro dato negativo es que, según los estudios, la educación secundaria fracasa estrepitosamente a la hora de reducir este tipo de comportamientos. De hecho, el mayor porcentaje de acosadores habituales aparece al finalizar el bachillerato. Estos niños aprenden además a refinar sus conductas de acoso y hacerlas más sutiles. En el futuro, estas personas seguirán maltratando a sus parejas, subordinados o compañeros de trabajo. Muchos de estos niños, al no haber aprendido las normas que rigen las relaciones sociales sanas, desarrollarán una ausencia de emocionalidad y una gran frialdad en el trato con los otros. Por otro lado, habrán aprendido cómo manipular a los otros y hacer que les sigan, usando una capacidad de encanto superficial que les convierte en auténticos depredadores sociales.

En cuanto a las víctimas, que arrastran el acoso durante toda su educación secundaria, podemos decir que el problema les afectará de manera significativa durante toda su vida adulta. Al no haber podido vivir su periodo de escolarización sin violencia ni miedo, su personalidad, sus relaciones sociales y su manera de enfrentarse a los conflictos habrán quedado dañadas. Sus aprendizajes se basan en el miedo, la impotencia y la incapacidad de los demás (padres, instituciones…) para ayudarles y protegerles.


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